Ø La cortesía está llena de mentiras.
Todos nos deseamos unos a otros los buenos días, decimos a las otras personas
que las encontramos con un aspecto excelente, o que estamos encantados de
conocerlos. Lo que en general ocurre es que no siempre creemos que los días
sean especialmente buenos, ni el aspecto del otro nos parece tan bueno, ni
estamos tan encantados de conocerlos. Pero en este tipo de amabilidad está
basada nuestra relación mutua y, aunque todos estamos al tanto de la ficción
que se esconde detrás de estas fórmulas, nos molesta cuando alguien abusa de su
sinceridad y deja de lado la cortesía. Supongo que hay un tipo de mentiras que
nosotros exigimos a los demás: las de cortesía, las del arte, las de la
ficción, y en ocasiones hasta pedimos que se nos oculten realidades
desagradables que no podemos cambiar.
Ø Las sociedades que no actúan contra la
mentira avanzan más lentamente y tienen más dificultades para resolver sus
problemas. Estar en condiciones de aceptar ciertas verdades no es fácil. A
veces hay mucha resistencia y miedo de decirlas. La verdad pareciera que es
propia de personas más duras, que están en condiciones de soportar esa herida
que produce enterarse de algo malo, pero que sabiéndolo están en posición de
lograr superarlo».
Ø La opinión no tiene que ser creída con
la misma certeza que se le da a la información objetiva. Hay que tener en
cuenta además que los informadores trabajan en medios de comunicación, algunos
de los cuales forman parte de grandes conglomerados que tienen sus propios
intereses, que muchas veces no coinciden con ofrecer buena información a la
sociedad, sino con la búsqueda de poder para acrecentar sus negocios.
Ø Para el padre Busso «omisión puede
llegar a ser también el consentimiento de una verdad. Muchas veces el que calla
otorga. El padre con los hijos hace omisiones de muchas cosas, a sabiendas,
porque va contestando de acuerdo a las preguntas que va haciendo el chico, en
la medida que crece, y eso no puede considerarse como mentira. El ocultamiento
de toda la verdad a veces puede ser una obligación. Otro tema es la restricción
mental. Es lo que utilizamos para salvar los secretos más sagrados, por
ejemplo, en ciertos casos límite. No podemos decir mentiras, pero podemos
hablar sobre un tema determinado, mediante generalidades para no revelar el
secreto».
Ø ¿Qué es la verdad? Así interrogó
Pilatos a Cristo en una ocasión célebre. Uno de los grandes filósofos
medievales, santo Tomás de Aquino, la definía diciendo que es la adecuación
entre el intelecto, la inteligencia humana y la cosa; la adecuación del
intelecto con la realidad. Pero a nosotros la que nos interesa es la verdad que
surge del mandamiento: no levantar falso testimonio, no mentir. Es la verdad
que se adecúa entre lo que nosotros intelectualmente captamos como realidad y
lo que decimos o lo que contamos.
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