martes, 25 de marzo de 2014

IV. HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE

·         Muchas veces, esos padres creen que honrarlos significa que su autoridad debe ser indiscutible; que hay que obedecerlos de forma ciega y cumplir con todos sus caprichos.
·         La educación es básica en el desarrollo de la libertad. Pero éste es un tema que encierra un drama. Quien educa, padre o maestro, lo hace para que el educado se vaya, se autonomice. Pero hay una lucha interna, porque uno quisiera retener al educado, ser imprescindible.
·         Honrarás a padre y madre, pero ¿honrarás igual al padre que a la madre? Esto se vio condicionado por las distintas épocas.
·         Estamos frente a una idea que considera que los padres son fenómenos culturales de los cuales se puede prescindir. Frente a estas situaciones, tengo otra lectura de este mandamiento: existe el derecho a tener padre y madre, el derecho a contar con una filiación.
·         Estamos frente a un mandamiento que requiere de un complemento imprescindible: la obligación de honrar a padre y madre trae aparejado el derecho de tener un padre y una madre a quienes honrar.
·         En este sentido, José María Blázquez explica que «en todas las culturas del mundo antiguo, era obligación respetar al padre y a la madre. Lo que hizo en este caso el legislador hebreo fue darle un carácter religioso a la norma. A partir de ese momento era el propio Yahvé el que ordenaba respetar a los padres. Pero el mandamiento abarcaba también a los abuelos, los tíos carnales, los tíos lejanos, etcétera.
·         Honrar significaba socorrerlos en caso de necesidad, enfermedad, vivir con ellos si no podían hacerlo solos. El cuarto mandamiento siempre tuvo un carácter social y económico».


III. SANTIFICARÁS EL DÍA DEL SEÑOR

·         «Santificar las fiestas»... pues muchas gracias. ¡Por fin un mandamiento en el que se nos ordena algo agradable! Es el único caso de tu lista de prohibiciones en la que se recomienda algo divertido: un día de descanso, de fiesta y de satisfacción.
·         El problema de millones de seres humanos en continentes enteros es que están en el paro. Son desocupados y ni se les ocurre pensar en los beneficios del tercer mandamiento porque lo que más anhelan es tener algo que hacer.
·         La idea de un día para santificar y que sea una fiesta ritual para ofrendar al Señor está ligada al concepto de semana. Para los griegos y los romanos cada uno de los días estaba dedicados a un dios determinado.
·         «En el mundo judío había cinco grandes fiestas, planificadas en función de la agricultura, que al parecer estaban copiadas de los cananeos y los fenicios. Estas grandes fiestas, como la de los Tabernáculos, las Pascuas, etcétera, eran de carácter obligatorio y generaban una interrupción en el trabajo, porque la gente debía desplazarse hasta Jerusalén, que era el centro de la celebración».
·         En realidad, la idea de dedicar un día a Dios fue una excusa magnífica, ya que no se podía cocinar, trabajar, ni encender fuego, etcétera.
·         Vivimos en una época en la cual el ocio es más cansado que el trabajo. Por ejemplo, la gente siempre vuelve agotada de las vacaciones, y sería conveniente inventar una forma que permita descansar del descanso.

·         Uno de los sueños más antiguos de la humanidad ha sido que las máquinas libraran a los hombres del trabajo, que fueran una especie de esclavos mecánicos que les permitieran vivir en un ocio creativo mientras ellas se encargaban de todas las labores.

I. AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS

·         
      El primer mandamiento es el más religioso de todos, porque mientras que los demás se relacionan con cuestiones de comportamiento social y de grupo, éste plantea una exigencia que la divinidad le demanda al individuo.
·         Cuando se vive en una sociedad multicultural, hay que asumir que se acepta el derecho a tener religión, y creencias, y esto comporta el hecho de tener que soportar alfilerazos de la realidad.
·         Esto tiene que ver también con algo que dijo John Stuart Mili: «La única libertad que merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los demás del suyo o le impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el guardián natural de su propia salud,  sea física, mental o espiritual.
·         El texto del primer mandamiento que figura en el Antiguo Testamento dice: «Se  prohíbe realizar esculturas, imagen alguna ni de lo que hay arriba de los cielos, ni de lo que hay debajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni le darás culto».
·         También podemos decir que las religiones fueron causa de una serie de gestos generosos y valientes. Pero ¿por qué las religiones han sido incompatibles unas con otras? Todos los hombres de religión predican palabras hermosas de aceptación a los demás, pero pocas veces sus actos tienen que ver con su prédica.

·         La idea predominante a lo largo de la historia es que el hombre religioso tiene la obligación de llevar la buena nueva y tratar de imponerla. Y para lograr estos objetivos se ha recurrido tanto a mansos pastores como a promotores de la palabra de Dios, o a fieros soldados cuyo lema fue: «La religión con sangre entra».

LOS DIEZ MANDAMIENTOS EN EL SIGLO XXI- SAVATER



Savater, filósofo agnóstico, analiza con elegante ironía los Diez Mandamientos acercándolos al punto de vista del siglo XXI. Sin apartarse de la realidad y sin olvidar la cuestiones que nos interesan a todos, la obra recorre uno a uno los mandamientos, desde el no matarás hasta el adulterio y su explicación histórica, pasan do por el examen del acto de robar o el dber de honrar a lor progenitores. Con introducciones en las que el autor se dirige directamente a Dios tuteándolo y recriminándole en ocasiones, y con las opiniones de un rabino, de un cura católico y de otros interlocutroes que ofrecen el contrapunto a sus observaciones, Fernando Savater ofrece al lector una reinterpretación moderna y universal de los principales tabúes y preocupaciones humanas.

martes, 18 de marzo de 2014

MORAL DE LA PERSONA


Ø  Su acercamiento a la problemática moral tiene lugar, en efecto, en un horizonte exquisitamente teológico: el tema de esta parte de su unitaria obra teológica es siempre Dios, visto, no obstante, como principio de los actos voluntarios mediante los que el hombre vuelve hacia Él y alcanza el fin último de la bienaventuranza al que esta llamado

Ø  En conciencia, cuando se habla de virtud, ha de entenderse algo completamente distinto a una facilitación mecánica exterior, que dispone a repetir comportamientos que estén en conformidad con la ley sino más bien un elemento constitutivo que estén en conformidad con la ley, sino más bien un elemento constitutivo intrínseco esencial a la acción buena.

Ø  El concepto de “ley” se convierte en el concepto fundamental de este tipo de moral, mientras que se elimina el de virtud o sufre una metamorfosis radical.

Ø  Sabiduría divina; ahora es entendida como determinación de la voluntad de un Dios legislador y reconducida al modelo de las leyes positivas humanas.

Ø  La libertad es concebida como indeterminación total, y la relación del hombre con Dios y con los hombres como una red de obligaciones meramente exteriores, impuestas de manera arbitraria mediante la ley.

Ø  La moral especial era concebida como el estudio detallado de las leyes que determinan lo que está permitido o prohibido, y guían la solución de los casos de conciencia.

Ø  La virtud es pensada como una predisposición subjetiva, que facilita de manera extrínseca la observación de la norma moral, pero que en modo alguno entra a formar parte constitutiva de la bondad de la acción moral misma.

Ø  La moral alfonsiana se caracteriza por su destacado carácter práctico.

Ø  La conciencia es considerada como la instancia de aplicación de la ley a los actos.

Ø  La moral especial no tiene un carácter cristiano, a no ser por los deberes eclesiásticos anexos a algunas virtudes.

CONCEPTOS JUSTICIA Y PAZ


·         La encíclica de la paz de Juan XXIII pacem in terris del año 1963 comienza con la frase lapidaria: la paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.

·         Una paz mundial segura depende total y esencialmente de que la vida social, económica y política, a nivel nacional e internacional, se ajuste a la regla crítica de la justicia.

·         Los esfuerzos hacia una paz duradera entre los hombres y los pueblos no pueden reducirse a la esfera de la negociación política, a la acción colectiva y a la modificación pedagógica de la conciencia y del comportamiento. Sólo pueden llegar a un éxito a largo plazo sobre el fundamento seguro de un orden social, económico y estatal justo.

·         El lema de Pio XII sonaba Opus Justitiae pax “La paz es obra de la justicia”, con él se ha descrito certeramente la amplia obra social y política de este Papa. Él, a lo largo de su vida, se dejó guiar por la convicción de que entre estos dos polos, es decir entre la justicia y paz, está el campo de tensión del actuar social cristiano.

·         El Papa Juan Pablo ll constata una creciente interdependencia mundial de los hombres y de los pueblos en la esfera económica, cultural, política y religiosa. Bajo este presupuesto, una solidaridad plena se presenta como el único fiable camino para la Paz y a la vez para el desarrollo.

·         El amor social no hay que entenderlo como un amor romántico hacia la humanidad o, como un comunismo de amor social utópico, sino como la conciencia de responsabilidad social de cada uno, el comprometerse solidario cara a los demás y la conexión fraternal entre todos.

·         Los conceptos de paz y de justicia hay que defenderlos cuidadosamente contra etiquetas utópicas e ideológicas, lo mismo que contra las revolucionarias y de lucha de clases.