![](http://www.arquideleon.org/images/formacion_cristiana/honrar%20a%20tu%20padre%20y%20madre.jpg)
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La educación es básica en el desarrollo de la
libertad. Pero éste es un tema que encierra un drama. Quien educa, padre o
maestro, lo hace para que el educado se vaya, se autonomice. Pero hay una lucha
interna, porque uno quisiera retener al educado, ser imprescindible.
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Honrarás a padre y madre, pero ¿honrarás
igual al padre que a la madre? Esto se vio condicionado por las distintas
épocas.
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Estamos frente a una idea que considera que
los padres son fenómenos culturales de los cuales se puede prescindir. Frente a
estas situaciones, tengo otra lectura de este mandamiento: existe el derecho a
tener padre y madre, el derecho a contar con una filiación.
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Estamos frente a un mandamiento que requiere
de un complemento imprescindible: la obligación de honrar a padre y madre trae
aparejado el derecho de tener un padre y una madre a quienes honrar.
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En este sentido, José María Blázquez explica
que «en todas las culturas del mundo antiguo, era obligación respetar al padre
y a la madre. Lo que hizo en este caso el legislador hebreo fue darle un carácter
religioso a la norma. A partir de ese momento era el propio Yahvé el que
ordenaba respetar a los padres. Pero el mandamiento abarcaba también a los
abuelos, los tíos carnales, los tíos lejanos, etcétera.
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Honrar significaba socorrerlos en caso de
necesidad, enfermedad, vivir con ellos si no podían hacerlo solos. El cuarto
mandamiento siempre tuvo un carácter social y económico».
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